¿La culpa es de los dirigentes?

Peñarol armó un cuadro para salir campeón del Clausura (2007/2008) y del Uruguayo. Y si bien es cierto que los grandes jugadores (entre ellos Ruben Olivera y Fabián Estoyanoff) vinieron por seis meses, con eso solo le alcanzaba para divertirse de lo lindo en el fútbol local.

Es más, por aquellos tiempos no había quien pusiera en tela de juicio que un equipo como el que había conformado los dirigentes aurinegros era el ideal para pelear bien alto la Copa Libertadores.

Resultó que los muchachos no fueron muy profesionales y terminaron tirando por la ventana lo que debieron llevar para las vitrinas del club.

Entonces, ante ese panorama, los dirigentes no se quedaron quietos y sacudieron las entrañas del club. Sí, porque se armó un revuelo total por el alejamiento de Mario Saralegui y la llegada de Julio Ribas.

No había voz carbonera que no creyera que de la mano de Ribas se iba a terminar con el supuesto descontrol profesional. Y acá mismo, fue dicho que si los jugadores lo escuchaban, Ribas iba a poder orientarlos.

El panorama no cambió nada. Quizás hasta empeoró. Entonces, ¿serán los dirigentes los verdaderos responsables de este caos deportivo que vive Peñarol?