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EL ANÁLISIS por Jorge Savia
La calentura que da lo de Barranquilla
Cualquiera que estuvo en Barranquilla sabe que, tras jugar con inteligencia y realizar un esfuerzo extraordinario, Racing arañó una hazaña.
Por eso, el empate fue una lástima. Da bronca, casi. Además, ocurre que no es casualidad. Desde hace años se pueden contar con los dedos de una mano los equipos uruguayos que, jugando de visitantes, "aguantaron" un resultado favorable.
No es casualidad. Un fútbol en el que casi se organizó una "noche de las luces" porque hubo 33 goles en una etapa, se ven cada vez menos defensas con técnica de marca.
¿Cómo puede ser que, estando el visitante en inferioridad numérica, jugando con más 30 de grados y yendo en ganancia, el local lo encare una vez de contraataaque?
¿Cómo puede ser que un lateral visitante marque a un puntero rival por adentro, dándole la raya para que gire y se vaya?
Pasó en Barranquilla. Como antes con otros equipos uruguayos. Por eso lo de Racing fue una lástima. Dio bronca. Porque hizo méritos para la hazaña; y porque es elemental que para ganar, hay que atacar, pero defender es básico.
Ovación digital
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