CARLOS REYES
En el Museo de Arte Contemporáneo de El País (MAC) se inaugura hoy una exposición inusual. Se trata de "Lectura de la metáfora", del artista surcoreano Kwon Soon Ik, que se podrá visitar hasta el domingo 7 de noviembre.
El visitante que recorra la muestra sin prestar mayor atención verá obras realizadas en general con técnicas mixtas sobre tela, donde se representan una silla, una tijera, una mano, una locomotora, una ficha de rompecabezas, una baraja, un zapato, una chaqueta. Son cuadros de buen tamaño, en muchos casos de más de un metro de lado, y si el visitante es observador empieza a ver detalles dignos de atención.
La ficha de puzzle, por ejemplo, tiene una imagen dentro, y a su vez se inscribe en otra ficha similar a la primera. Esa segunda ficha, a su vez, tiene contornos de más fichas, y ya la imaginación se dispara jugando entre las formas de las fichas y la imagen central. Todo eso en un juego cromático muy sugestivo. Otro cuadro pone en diálogo una chaqueta con un barco, con un fondo compuesto en base a letras.
Como bien señala el crítico venezolano Víctor Fuenmayor en el prólogo del catálogo de la exposición, el artista trasciende la imagen "más allá de la visión de las cosas representadas, hacia lo que puede interpretarse como un vacío o un lleno según se descubra su metáfora".
Kwon Soon Ik (Seúl, Corea, 1959), es un destacado artista oriental graduado en artes plásticas en la Universidad de Se Jong. Su carrera internacional da cuenta del interés que sus obras han despertado en los grandes museos del mundo. San Petersburgo, Madrid, París, Buenos Aires, son algunas de las ciudades donde se han expuesto sus trabajos, que ahora, por tres semanas, visitan Montevideo.
Las obras que ahora reúne el MAC están seleccionadas dentro de la producción reciente del artista: fueron hechas en los últimos dos o tres años y son de una etapa de gran madurez de Kwon Soon Ik. Observa Fuenmayor que "el sentido las moviliza hacia uno de los procesos más transculturales en el arte y en el conocimiento humano: la creación del espacio asociativo o metafórico. Ese espacio no se construye sólo con la percepción de lo visual (lo que se ve en las imágenes) sino que implica, como en los sueños, todos los órganos de los sentidos del sistema cenestésico, los elementos fragmentados de la lengua (representación de sonidos, palabras, letras) y los procesos asociativos del pensamiento".
Pasamos, observa el crítico venezolano, de procesos sensibles en reconocimiento de objetos por la visión, a los procesos mentales de búsqueda del sentido en las asociaciones metafóricas. Es por eso que objetos como el libro, de tan amplio y universal significado, aparece tanto en estas delicadas obras del artista coreano.
"Ni los maletines ni los candados ni los libros están allí para funcionar en sentido literal, sino para que abandonen la literalidad evidente y propongan ante los ojos de todos el enigma, la pregunta o la cuestión de lo que significan las cosas", afirma agudamente Fuenmayor.
Ese juego de significados visuales, donde entran en pugna lo lingüístico, lo icónico, lo metafórico, y hasta las ideologías, resulta además sumamente atractivo por tratarse de un artista de una lengua y de una cultura bien distante de la local, hecho que paradójicamente, lejos de alejar las obras, las acerca al visitante.
Los aspectos cromáticos de estos trabajos merecen también mucha atención, puesto que tras la aparente monocromía, los matices que encierran las obras son sorprendentes. En ese sentido, si bien Kwon Soon Ik invita a reflexionar sobre los muchos sentidos (y metáforas) que encierra cada imagen, lo hace a través de un lenguaje que no olvida la belleza de las imágenes.
Sentidos: El artista surcoreano juega con lo icónico, lo simbólico y también lo emotivo.