Un ajuste fiscal encubierto

FANNY TRYLESINSKI

En épocas pretéritas nuestros gobiernos debieron recurrir a "ajustes fiscales" cuando las finanzas públicas se encontraban en una situación en la cual los egresos superaban a los ingresos y donde no era posible obtener financiamiento.

Los uruguayos padecimos ajustes fiscales durante la crisis de 1982, en los noventa y durante la crisis del 2002.

En todas estas situaciones el gobierno de turno no tuvo alternativa que realizar un ajuste fiscal a efectos de poder seguir cumpliendo con los gastos del presupuesto público. Los "ajustes fiscales" consistían en una serie de medidas tendientes a aumentar los ingresos del gobierno (mediante la creación de nuevos impuestos o el aumento de las tasas de los ya existentes) y a disminuir sus gastos.

Estos ajustes fiscales eran odiados y temidos por la población y se constituían en un festival para la oposición, la que obviamente sintonizaba con el sentir popular. Sin embargo, había algo que era muy claro: los ciudadanos sabían que el gobierno estaba implementando un ajuste fiscal, esto era explícito, no se engañaba a nadie. Los motivos también eran claros: deterioro de la situación interna, dificultades o imposibilidad de lograr financiamiento externo, problemas en la región, etc. Los ajustes fiscales no venían porque los gobiernos desearan hacer sufrir a la población, sino porque no había otro remedio.

En los últimos años, durante los gobiernos del Frente Amplio, la situación ha sido muy diferente a la que describimos más arriba. Un crecimiento espectacular de los países emergentes, altos precios de los bienes que Uruguay exporta, debilidad del dólar a nivel internacional, tasas de interés por el piso, unos vecinos que crecían reforzando la influencia positiva del resto del mundo, han favorecido el excelente desempeño de la economía uruguaya. La recaudación aumentó y si se hubiera sido razonable con el gasto, no era necesario pasar ninguna zozobra fiscal, menos aun implementar un ajuste fiscal.

Sin embargo, los gobiernos del Frente Amplio han realizado ajustes fiscales. Pero a diferencia de los que padecíamos antes, ahora no son explícitos. La población no los percibe porque se realizan de modo tal que no parecen lo que son: un expediente para aumentar aun más la recaudación.

El IRPF implementado a partir del 2007 grava mayoritariamente los ingresos del trabajo. La recaudación de este impuesto ha venido creciendo a tasas muy elevadas en los últimos años (26% en el 2011, 22% en el 2012). Se podrá decir que ello sucede porque han aumentado los salarios y porque hay más gente trabajando. Sin embargo, por ejemplo en el 2012, el Índice Medio de s

alarios aumentó un 13% y la ocupación disminuyó 1,3% con lo cual esas razones no explican esta mayor recaudación.

La razón es precisamente una artimaña del gobierno para que los trabajadores paguen cada vez más. Esta consiste en ajustar el valor de las franjas del IRPF por un porcentaje menor al aumento de los salarios. Así los trabajadores que no pagaban comienzan a pagar y aquellos que ya lo hacían pagan tasas más altas. Esto ha sucedido des- de que se implementó el impuesto.

El famoso caballito de batalla de "que paguen más los que ganan más" se ha ido transformando en "que paguen más todos y especialmente los que pagaban menos".

Ajuste, Déficit, recaudación, Despilfarro