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Amenaza de bomba en el estadio e incidentes en los alrededores
DANIEL ROSA
Lo que faltaba en el fútbol. Cuando el partido ya estaba en juego e iban unos 25 minutos de juego, llegó al Estadio Centenario una unidad de los bomberos a revisar el vestuario visitante, ocupado por Cerro, ya que en la sede del club de la Villa se había recibido una amenaza de bomba, la cual se dijo estaba ubicada precisamente en el camarín.
Fueron 10 minutos de una minuciosa revisación, aunque cuando el escuadrón de bomberos llegó ya lo hizo consciente de que nada iba a encontrar, como finalmente ocurrió. Por suerte se tuvo el tino de no detener el partido y cuando finalizó el primer tiempo, los futbolistas cerrenses entraron como si nada al vestuario y el caso quedó en eso.
Lo que sí fue llamativo y hasta jocoso fue lo ocurrido antes del encuentro con dos revendedores. En la puerta del Palco Oficial, se acercaron hasta un hombre que venía caminando y le ofrecieron entradas. Tuvieron tanta mala suerte que justo el potencial comprador era el inspector Luis Mendoza, coordinador ejecutivo de la Jefatura de Policía de Montevideo. El jerarca llamó a los agentes y los hizo detener, dado que la reventa de entradas es un delito. Más tarde se detuvo a un tercer individuo al constatar que estaba revendiendo boletos.
corridas. Tanto antes del encuentro como luego del mismo se produjeron corridas aisladas. Lo primero a decir es que, dada la medida de vender entradas sólo en forma anticipada, el partido perdió mucho público. Un juego que debería haber tenido un marco de al menos 25.000 espectadores, tuvo no más de 7.000. Aun así, se produjeron algunos incidentes, aunque menores, por lo cual no hubo detenidos.
Lo que volvió a producirse fue el ingreso de parciales de Nacional a la cancha. Fueron nada más que tres, aprovechando que una vez más en las tribunas hubo escasa guardia policial.
Ovación digital
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