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De visita en Uruguay, el gerente de ventas de Hublot para la región habló de tendencias del rubro
Si la puntualidad es una virtud que los ingleses hicieron su patrimonio, la precisión de los relojes ha sido desde siempre un orgullo de los suizos. En línea con esa tradición, Hublot, la marca helvética de alta relojería, apunta a fortalecer su presencia en América Latina -su segundo mercado, con un 20% de las ventas-. En Uruguay, la marca está presente de la mano de Chronos, firma local especializada en productos de alta gama.
Nacida en 1980, Hublot apunta a un público mayoritariamente masculino, de entre 25 y 45 años, elegante y deportista, de allí que la marca ostente alianzas con el basquetbolista Dwayne Wade, Diego Maradona y la scuderia Ferrari.
Otro de sus rasgos es el lujo. De hecho, Hublot se atribuye haber fabricado el reloj más caro del mundo, bautizado sugestivamente con el nombre de «cinco millones», por su costo en dólares.
Con una producción de 30.000 piezas anuales y una facturación que en 2012 llegó a US$ 350 millones, Hublot busca expandir su presencia en el mercado latino, incluido Uruguay. En ese marco, el gerente de ventas y marketing de Hublot para América Latina, Benoit Vulliet, visitó el país y charló con El Empresario.
Aún están estudiando el mercado pero, ¿cómo define al consumidor uruguayo de la categoría?
Es un poco clásico moderno. Veo a los uruguayos mucho más modernos que los argentinos que son muy clásicos, pero no los veo tan show off (que les gusta mostrarse) como a los brasileños, a los que les gusta el reloj grande.
¿Y qué tipo de relojes le gustan a los latinoamericanos?
Les gusta la innovación más a nivel del look que de la tecnología. Realmente les importa el look, los colores y el tamaño. Hay un gusto particular por los tamaños más grandes y amplios, y también les encantan las ediciones limitadas.
¿Qué elementos deciden la elección de un reloj de alta gama?
Cuando uno se va a comprar un reloj de alta gama es como ir a comprar un vestido o un traje. No es que el más caro es el mejor, pero hay que llegar a cierto nivel para tener un corte mejor. Y en relojes existe eso de tener algo moderno y a medida para el pulso. Por eso nuestra producción no es tan alta.
¿El celular o la tablet son una amenaza para el reloj pulsera?
Al contrario. El reloj es un accesorio y especialmente para los hombres es la única joya que nos podemos poner. Y las mujeres nunca tienen demasiadas joyas. (Risas).
¿Hacia dónde va la industria?
Para mí en relojería se va hacia lo ultraligero; el reloj tiene que ser un accesorio pero algo que no moleste. Y se va hacia un tamaño apenas menor, porque ahora se parte de un reloj grandote.
Millones de dólares facturó la marca el año pasado; un 20% de las ventas se concretaron en América Latina.