Querían ganar a toda costa

CARLOS MONTAÑO

Cuando todavía no había logrado atenuar las secuelas que dejó la pérdida del partido clásico, Peñarol se aprestaba a asumir un compromiso muy difícil para su cuerpo técnico y jugadores. El desafío quedó aplazado sin fecha, pero la polémica en torno al enfrentamiento seguirá instalada.

Dirigentes, entrenadores y futbolistas del equipo carbonero dijeron que entienden a buena parte de los hinchas de Peñarol que preferían una derrota de su propio equipo. Sin embargo, los carboneros estaban decididos a conseguir la victoria a toda costa.

Subrayaron que -por encima de la pasión y el sentimiento harían pesar el profesionalismo y el valor que adquiría en esta coyuntura aurinegra la tabla anual del Campeonato Uruguayo.

El presidente electo de Peñarol, Juan Pedro Damiani, fue contundente: "Ya lo dije después del clásico. No concibo a Peñarol planificando un encuentro para perderlo. Si estamos a cuatro puntos en la tabla no vamos a tirar para atrás para alejarnos más. Los hinchas piensan como hinchas. Nosotros estamos obligados a actuar como dirigentes y la responsabilidad es grande. El gran objetivo sigue siendo obtener el título del Campeonato Uruguayo y Peñarol está a tiro. Se está hablando como si viviésemos una odisea. No somos nosotros los que dramatizamos. A la gente la respetamos, pero le pedimos tranquilidad".

Edgar Welker, vicepresidente electo, sostuvo que se armó una novela en torno al partido. "En ningún momento dijimos que frente a Danubio íbamos a salir a perder. Las suspicacias existen, pero son sólo parte del folklore. En la Asamblea de Socios la opinión fue unánime sobre el tema. Cuando se dirima, Peñarol deberá encarar el encuentro para ganarlo por historia y grandeza. Danubio nos puede derrotar si juega mejor, pero no recibirá ningún beneficio", aseveró.

En los Aromos, Mario Saralegui, mientras intentaba armar el mejor equipo disponible, lanzó un mensaje: "No estamos como para obsequiar puntos a nadie".

Danilo Asconeguy, lateral derecho de los mirasoles admitió que este es el momento más complejo desde que él se incorporó a los aurinegros: "El traspié clásico dolió. La posterior derrota de Nacional y el empate de Danubio lejos estuvo de servir como consuelo, pero por lo menos nos permitió, tras haberle ganado a Cerro, acercarnos en la tabla anual. A eso apostaremos el día que nos toque medirnos con Danubio. A quedar lo más cerca posible del que culmine primero. Para Peñarol será un encuentro complicado, como lo han sido varios. En los papeles hubo cotejos que debimos resolver a nuestro favor y no pudimos por virtudes defensivas de los rivales y falta de claridad de nuestro equipo en la definición. En la proyección que hicimos para las últimas cinco fechas, Danubio era uno de los oponentes de alto riesgo en el plano futbolístico. Y eso no cambió. El campeonato está terminando con extrema paridad".

Antonio Pacheco, capitán del equipo aurinegro puso acento en que los jugadores están al margen de las versiones que circulan en el ambiente: "Somos empleados del club. Cada uno sabe lo que debe hacer adentro de la cancha. Desde que se paró el fútbol se está hablando del partido entre Peñarol y Danubio y todo lo que se opina fomenta la violencia. Es indiscutible que la genera porque incita a los parciales. La realidad es que tenemos medio Campeonato Uruguayo por delante y necesitamos triunfar. Mi amor por Peñarol es reconocido, pero soy profesional".

Maximiliano Arias iba a la Amsterdam hasta hace pocos años: "Si estuviese en la tribuna pensaría como los hinchas, pero ahora estoy adentro de la cancha. Es una situación complicada y los puntos valen oro para nosotros".

Abel Hernández se toma las cosas con naturalidad: "No podemos darnos el lujo de cederle tres puntos a ningún equipo. Nos sacaron tres antes de empezar el torneo y por las unidades que obtuvimos en la cancha estamos a un punto del primero. Aspiramos a quedar bien parados en la tabla anual".