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UN MAL AÑO
D.P.
Domingo 31 de agosto, 15.30 horas (minutos más, minutos menos). Parque Central repleto de hinchas de Nacional esperando una victoria ante el recién ascendido Villa Española. Segunda fecha del torneo Apertura. Peñarol había empatado el día anterior ante Racing. Oportunidad tricolor de sacarle una buena ventaja.
Villa Española estaba en la cancha. Los árbitros, liderados por Líber Prudente, también. Nacional no, por eso el cuarto árbitro fue hasta el vestuario local. "Ya va, ya va", dijo un dirigente. Y fue. Pero cuando Nacional pisó la cancha, el que no estaba era Prudente.
Los jugadores entendían poco. La gente en las tribunas mucho menos y los que terminaron pagando esa tarde fueron algunos periodistas que resultaron agredidos saliendo del Parque Central.
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Martes 2 de Septiembre. El Tribunal de Penas le dio por ganado los tres puntos a Villa Española. Pero el partido no terminó allí. Es más, se podría decir que en ese momento empezó a jugarse el verdadero partido, pero en la AUF.
En los siguientes tres meses, posiblemente no hubo un día en que no se hablara del tema. El Tribunal de Apelaciones entendía que debía fijarse nuevamente el partido. Intervino la Comisión de Reglamentos y terminó en el Tribunal de Contiendas, que contrariamente a lo que presumía, mandó a fijar el partido. Y se fijó. Y se jugó. Y Nacional pasó de perder 0-2 afuera de la cancha a ganarlo 2-0 dentro de ella.
El partido, entonces, podría catalogarse como el más largo de la historia. Pasaron 94 días desde que Líber Prudente lo suspendió hasta que los jugadores de Nacional terminaron festejando una victoria que los devolvió a la punta del torneo.
En el medio hubo amenazas de renuncias, de no presentarse a jugar más, de abandonar la AUF. Fue el tema del año en el fútbol uruguayo, hasta que los violentos cambiaron el rumbo.
Además, este Nacional-Bella Vista fue el partido con el que volvió el fútbol luego de 16 días de suspensión. Se jugó 24 horas después de firmado el acuerdo entre el Ministerio del Interior y la AUF y contó con voz y voto por parte de la Policía, que no dejó que se jugara en el Franzini a las 20.30 -como lo había marcado la Mesa Ejecutiva- y lo pasó para el estadio Centenario, a las 19.30. Es decir que fue un partido muy especial. Allí, el Ministerio del Interior comenzó a marcar la cancha.
Fue un partido, en definitiva, en el que ganó el más fuerte. Lo ganó en los escritorios de la Asociación Uruguaya. Lo ganó sobre el césped del estadio Centenario. Por ahora no ha servido para ser campeón, pero fue un gran empujón.
El partido entre Nacional y Villa Española desató una andanada de amenazas de los grandes de dejar la AUF. Si bien en el caso de Nacional no fue una medida analizada por parte de la directiva, en el mismo Parque Central el día de los hechos, fuentes tricolores le confiaron a Ovación que al menos cuatro dirigentes querían retirar al club del torneo. Luego, con la pelota -y más que nada los puntos- ya del lado de Nacional, el que amagó con irse fue Peñarol. Su Consejo Directivo, antes de las elecciones en las cuales ganó la presidencia Juan Pedro Damiani, decidieron poner en manos de sus socios "la continuidad o no de la institución en la AUF". Pero más allá de amenazas, lo concreto fue que en Peñarol exigieron la renuncia de los miembros del Consejo Ejecutivo presidido por el José Luis Corbo y también del secretario rentado de la AUF, Hernán Navascués, ligado sentimentalmente a Nacional. Asimismo, Peñarol resolvió el retiro inmediato de todos los miembros designados por Peñarol para integrar la Mesa Ejecutiva, Comisión Fiscal, Consejo Juvenil y Tribunal de Penas. Días más tarde renunció José Carlos Domínguez a la vicepresidencia de la AUF (ver página 5). Finalmente, en Peñarol decidieron seguir jugando el torneo Apertura, que terminará el año que viene.
El Ejecutivo de la AUF empezó el 2008 con cinco integrantes. Lo normal, podría decirse. Lo atípico es que el año termina con sólo tres de aquellos neutrales en sus cargos. Los otros dos puestos están vacantes. El primero en no resistir los avatares del fútbol uruguayo fue Adrián Leiza. Cansado de las idas y venidas del caso Nacional-Villa Española, presentó renuncia el lunes 27 de octubre, afirmando: "El tema político se está metiendo demasiado en el trabajo del Consejo Ejecutivo". Pero las deserciones no terminaron con Leiza. A pedido expreso de la institución que lo llevó a ese cargo -Peñarol-, el 11 de diciembre renunció el vicepresidente de la AUF, José Carlos Domínguez. Si bien las autoridades de Peñarol se lo habían pedido apenas conocido el fallo que determinó que Nacional y Villa Española jugaran (tres meses después de haber sido suspendido por el árbitro), el neutral permaneció en el cargo para apoyar a sus compañeros de Ejecutivo en un momento en que la violencia había parado la actividad y se estaban buscando soluciones. Cuando el fútbol volvió, Domínguez renunció. Por lo tanto, el 2008 terminará sólo con José Luis Corbo, Eduardo Ache y Ovidio Cabal como neutrales en la AUF y dos sillones vacíos. No es anti reglamentario. Tampoco es lo normal.
"Si el Colegio de Árbitros pone en riesgo la vida de una persona, sepan que estatutariamente puedo hacer que no se juegue el clásico", advirtió el presidente de la AUF, José Luis Corbo, a su homólogo del gremio de árbitros de fútbol, Aníbal de Oliveira.
La frase fue lanzada minutos después de enterarse que el Colegio de Árbitros había designado a Líber Prudente como juez para el partido que cuatro días después jugarían Peñarol y Nacional.
Prudente había sido, tres meses antes, quien había dejado el Parque Central repleto y sin fútbol por la entrada tarde de Nacional a la cancha para enfrentar a Villa Española, partido que se jugó 94 días después en el Centenario.
"Es una situación inadmisible e incomprensible. Lo único que falta era que se nombrara a Líber Prudente para el clásico", afirmó luego Corbo, aclarando que no era un tema personal con el árbitro, sino que no ayudaba en momentos en que se estaba luchando contra la violencia. Corbo, por sentido común, sospechaba que la designación de Prudente podría ser un foco de violencia innecesario en tiempos de crisis.
Incluso, Corbo se enteró de la designación por una llamada recibida tras tres horas de venir discutiendo la erradicación de la violencia en las canchas junto al ministro de Turismo y Deporte, Héctor Lescano, el jefe de Policía de Montevideo, Néstor Artigas Lema, y el coordinador policial, Luis Mendoza.
La polémica designación tuvo otra consecuencia: la renuncia de los miembros políticos del Colegio de Árbitros, De Oliveira y Manuel Acuña por considerar, al igual que Corbo, que no era el momento adecuado para que Prudente arbitrara un clásico, con el ambiente tenso que rodeaba al fútbol uruguayo.
Esa misma noche, haciendo ejercicio de la Superintendencia Directiva que le compete al Consejo Ejecutivo de la AUF sobre el Consejo Directivo del Colegio de Árbitros, el primero decidió dejar en suspenso la designación de árbitros para esa fecha, la número 13 del Apertura.
En la tarde siguiente si hicieron las nuevas designaciones y así surgió Jorge Larrionda como el árbitro adecuado para el clásico, que después ganó Nacional 1-0 con un gol de penal bien sancionado.
Corbo precisó que la decisión de "vetarlo" en ese momento "no quiere decir que Prudente esté proscripto para arbitrarle a Nacional en el futuro, sino que en estas circunstancias, no podía ser". Se entendió que lo más prudente era decirle no a Prudente.
Líber Prudente ha arbitrado un clásico en lo que va de su carrera y fue en principio el designado para el que se jugó en el Apertura hace ocho días. Por entenderse que no era el momento adecuado, fue despojado de la posibilidad de arbitrar por segunda vez el cruce más importante del fútbol uruguayo. "Si nosotros nos guiáramos por el mal o buen humor de los técnicos, los jugadores, los dirigentes o las hinchadas de los clubes, no podríamos trabajar; nosotros debemos tener una autonomía técnica", afirmó Antonio Braga, miembro técnico del Colegio de Árbitros.
Ovación digital
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