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SILVIA PÉREZ
Los jugadores de Nacional estaban concentrados en Los Céspedes esperando jugar frente a Central Español la última fecha del Apertura, cuando se enteraron que el campeonato no terminaba.
Las primeras noticias les llegaron por mensajes de texto enviados a sus celulares por sus familiares. Algunos prendieron la radio para confirmar la novedad. Otros entraron en internet. Al final, casi a medianoche, hubo una reunión entre todos los futbolistas concentrados y el cuerpo técnico. Pelusso disipó todas sus dudas. "Algunos hasta se reían porque parecía una broma. Al principio nadie lo podía creer. Nunca me había pasado una cosa así", dijo Adrián Romero.
Sin nada más que hacer allí, y con la frustración de no poder jugar un partido que hasta podía terminar en una vuelta olímpica, se fue cada uno para su casa. Pero con la promesa de retornar al otro día, al menos para darle un cierre al año compartido.
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"Hicimos un picado informal donde también participaron algunos funcionarios y los técnicos. Y después comimos algo entre todos, también estaba el presidente Alarcón, como para despedir el año. Además, algunos compañeros como Mathías Rodríguez y `Matute` Morales vuelven a su país y aunque tienen contrato nunca se sabe lo que puede pasar", afirmó el "Hueso" Romero.
LA FINAL. "Estábamos mentalizados para jugar una final que podía darnos el campeonato, lo mismo que a Danubio. Y nos quedamos sin jugar, supuestamente porque no hubo acuerdo en donde hacerlo. Nosotros queríamos ganar y no nos importaba si se jugaba en el Centenario, en el Charrúa o en cualquier otra cancha", afirmó el defensa tricolor.
"Jugar en febrero es injusto, porque de repente en febrero algunos de los jugadores que estuvieron acá todo el año ya no están y hay otros nuevos que acaban de llegar y pueden ser campeones. Pero los que sufrimos para llegar al primer lugar de la tabla fuimos nosotros, eso da bronca", reflexionó el "Hueso" cuyo contrato vence recién en junio del 2009.
panchos. "Hace cuatro meses que volví al fútbol uruguayo y ha pasado de todo. Cosas que en otros países no pasan ni en 20 años, acá pasaron en cuatro meses. Las cosas no son normales. No puede ser que cada semana haya un problema diferente y que constantemente se amenace con parar el fútbol", dijo por su parte un muy enojado, Alexander Medina.
"Esa tarde (la del viernes) yo ya había escuchado el rumor de que se podía parar el fútbol, pero lo tomé con pinzas. Venía todo agarrado con alfileres, pero sinceramente no creía que no se jugara. Al final esa noche en Los Céspedes lo confirmamos y nos fuimos cada uno para su casa con una bronca bárbara. Después de todo lo que entrenamos, lo que trabajamos, con lo que nos costó todo y nos quedamos sin jugar el último partido. ¡Así está el fútbol uruguayo! Lo único que falta es que un día estemos jugando un partido y si al panchero se le terminan los panchos, entonces no salimos a jugar el segundo tiempo", agregó el "Cacique".
"No puede ser que en Paraguay se sepa desde el principio que día se juega cada partido y en donde y que acá no seamos capaces de hacerlo. A esta altura, lo mejor es que el fútbol no arranque hasta que se solucione todo", finalizó Medina.
TODOS. Los futbolistas de Danubio, el otro equipo que esperaba con ansias la última fecha porque también podía consagrarse campeón del Apertura, aún no habían concentrado y se enteraron el viernes por la noche, cada uno por su lado, de la suspensión del torneo.
Los técnicos del equipo de la franja habían dispuesto entrenar el sábado a las 10:00 horas y luego todo el plantel quedaría concentrado en la Hostería del Lago. A expreso pedido de Martín Lasarte, los 26 jugadores que integran el plantel iban a quedar concentrados a la espera del último partido frente a Peñarol. Sin embargo, los que nunca concentran se quedaron con la ilusión y las ganas de hacerlo.
"Yo me enteré mirando la cadena Fox, entonces puse la radio y seguí paso a paso lo que sucedía en la AUF", contó el delantero Enzo Scorza. "No lo podía creer, pero escuché a Arturo (Del Campo) explicando lo que pasaba. Al otro día nos presentamos todos en Jardines, pero ni siquiera llevamos la ropa para concentrar. Cuando iba para allá, pensaba que se podía jugar el lunes o el martes, no creía que fuera a quedar así, pero después nos explicaron que se jugaba en febrero. Es increíble, esto pasa sólo acá", reflexionó.
LLANTOS. Al final ni entrenaron y lo único que hicieron fue sacarse la clásica foto del plantel, tal como si hubieran sido campeones, y despedirse. "Fue algo muy feo, más en mi caso que termino el contrato y me voy del club. Me despedí de todos y fue muy triste para mí. Fui con Vonder Putten, que también se va, a hablar con Martín (Lasarte) y cuando cruzamos el túnel nos dimos cuenta que era la última vez que lo hacíamos. Los dos nos pusimos a llorar. Yo soy bastante maricón para esas cosas, soy muy sentimental, y ya sabía que cuando habláramos con Martín me iba a poner a llorar, pero fue antes, al cruzar el túnel", relató Scorza.
"Después de tantos años en el club, quería irme de otra manera. Para mí era muy importante hacerlo siendo campeón, pero a veces las cosas no son como uno quiere", finalizó Scorza resignado.
Diego Ifrán se había convertido en una de las piezas claves de la ofensiva de Danubio. Anotó el primer gol de su equipo en el partido frente a Central Español que les permitió recuperar la punta y volver a depender de ellos mismos. "Ser campeón debe ser lo más lindo que hay. A mí todavía no me ha tocado, espero que se me de ahora", decía un ilusionado Ifrán el viernes de mañana. Por si fuera poco, sus padres habían venido desde Cerro Chato para verlo campeón. Todo quedó en la nada con la suspensión del torneo.
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